Los suelos de nuestro alrededor reflejan mucho más de lo que parece. La limpieza y mantenimiento de los mismos es esencial para que el material brille y refleje su textura, dando así a cada espacio una imagen cuidada y elegante.
Podemos encontrar diversos materiales para el suelo. Un factor importante en el momento de elegir el adecuado es su dificultad de limpieza y las necesidades que tiene para que ser conserve en perfectas condiciones.
Por regla general, los que nos pueden dar mayores problemas en el momento de limpiarlos, son los de madera o gres porcelánico.
Los suelos de madera siguen siendo de los más acogedores, ya que es un material vivo que puede ir envejeciendo con el resto de la casa. El mantenerlo de forma adecuada es esencial para poder alargar la vida de estos suelos y para que consigan mayor resistencia ante el calor, la humedad y algunos parásitos.
Si no tomamos las medidas oportunas, los suelos de madera pueden ir perdiendo su belleza natural.
Existen algunos consejos que nos ayudarán a mantenerlos como nuevos:
- Realizar una limpieza diaria con una mopa o aspirador.
- Utilizar productos específicos para suelos de madera o laminados.
- Evitar las ceras y siliconas para no dañar el barnizado.
- Abrillantar los suelos con productos específicos para el encerado.
- Acuchillar el suelo cada 10 años para asegurar su belleza original.
Por otro lado, el gres porcelánico gracias a su resistencia, es el más indicado para la pavimentación de zonas con alto tránsito peatonal (superficies comerciales, edificios públicos…). Su brillo característico hace que necesite unos cuidados específicos.
Algunos consejos para su limpieza:
- Usar agua caliente acompañado de un buen chorro de limpiasuelos.
- Al ser una superficie poco porosa, absorbe poco a humedad: Es recomendable escurrir bien la fregona para que no queden rastros al secarse.
- Utilizar una mopa ligeramente humedecida para resaltar los brillos del material.
- No emplear una escoba en la limpieza para evitar rayones.